1.- Las Sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento de
Fe y conducta del creyente.
2.- Los tres credos ecuménicos: el credo de los Apóstoles, el credo Niceno y el credo de
San Atanasio, como resúmenes de la doctrina de
La fe dada a los Apóstoles.
3.- Los siete primeros Concilios de
4.-
5.- La opción preferencial por los pobres como parte integral de la misión de Cristo
Para
Por otra parte creemos que
La catolicidad de nuestra iglesia está fundamentada en las afirmaciones trinitarias de los concilios antiguos de
Apostólico, el Niceno y el de Atanasio. El Credo Apostólico afirma: 'Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia católica'. El
Credo Niceno afirma: 'Creemos en
que quiera ser salvo deberá ante todo tener la fe católica ...Ahora esta es la fe católica: que adoramos a un solo Dios en
Trinidad y
fielmante.' (Traduccion de LBW páginas 55, 84,85)
Las afirmaciones Trinitarias le dan su identidad católica a
pertenece a Dios. Dios llamó a la iglesia de toda tribu y toda raza.
razón
Jesucristo dio su vida, para hacerla santa y católica por su atractivo universal y apostólica por su fidelidad al mensaje
recibido en la vida, muerte, resurrección y ascensión de Jesucristo.
¿Somos católicos? "Sí. somos católicos, pero no parte de la denominación llamada "Católica Romana" la cual
mucha gente simplemente llaman '
significa 'a través de' o 'de acuerdo a'; y 'holos', que significa 'el todo'. A menudo se define como 'universal'.
"Como se puede ver, no hay nada aquí que se aleja de las Escrituras o de la iglesia católica o de la iglesia de Roma,
mientras que la iglesia antigua nos es dada a conocer por sus escritores." (Confesion de Augsburgo, articulo XXI). Así que,
dentro de nuestras propias confesiones de Fe, somos hecho uno con la iglesia católica, y orgullosamente proclamamos
nuestra identidad como participantes en la iglesia que es 'una, santa, católica y apostólica'.
Por tal razón los católicos reformados afirmamos y firmemente creemos que somos católicos. No somos una secta, ni otra
denominación o fe, sino parte de la iglesia una, santa, católica y apostólica.
La catolicidad del anglicanismo es una verdad que no podemos ceder ni transar ni un ápice frente a las pretensiones romanistas.
Ellos son “católicos-romanos” como nosotros somos católicos-anglicanos; nuestras diferencias y discrepancias no tienen que ver con la catolicidad de nuestras respectivas Iglesias, sino con el desarrollo y pretensiones abusivas del romanismo. Aceptar esas pretensiones, aunque sea en la forma de referirnos a nuestras dos Comuniones, es empobrecer nuestra herencia católica y anglicana para Latinoamérica.
Como anglicanos, no pertenecemos a ninguna Iglesia o secta protestante, ni menos a una que habría fundado el rey Enrique VIII de Inglaterra.
Nosotros pertenecemos a
Para los Padres de
San Vicente de Lérins (+ 450), en su “CONMONITORIO”, escrito con la intención de enseñar y conservar la fe verdadera, establece en primer lugar un principio, al cual
Y luego nos dice cómo llevar a la práctica este principio:
"Esto se conseguirá si nosotros seguimos la universalidad que se encierra en la misma etimología de la palabra, la antigüedad, el consenso general. Seguiremos la universalidad, si confesamos como verdadera y única fe la que
En el anglicanismo se enseña todas las antiguas doctrinas sobre las cuales no había dudas en
Podemos decir tranquilamente con San Ambrosio: "Observamos fielmente los preceptos de nuestros Padres y no rompemos con insolente temeridad el sello de la herencia. Porque ni los Señoríos, ni las Potestades, ni los Ángeles, ni los Arcángeles han osado abrir aquel profético libro sellado: sólo a Cristo compete el derecho de desplegarlo." ( “De fide ad Gratianum Augustum, lib.II, cap. 16, 141:ML 16,613): "
San Vicente agrega:
"Mas lo que debemos destacar principalmente en este valor casi divino de los confesores, es que han defendido la fe antigua de
Esto lo probaron con creces los mártires anglicanos en tiempos de la persecución de
La objeción anglicana al desarrollo del dogma católico-romano desde
El
Junto al Bienaventurado Obispo Latimer, murieron en la hoguera, cinco obispos, un centenar de sacerdotes y muchos laicos, hombres y mujeres, campesinos y ciudadanos, que prefirieron la muerte antes que traicionar la antigua fe católica, rechazando las adiciones del romanismo y su Papado.
Entre estos mártires eminentes se encuentra el Arzobispo de Canterbury, el Bienaventurado Tomás Crammer, guía espiritual de la reforma de
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